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El reloj cósmico y la red de tu piel

Lo que cambiamos en nosotros cambia también en los cosmos. Sentimos, pensamos, hablamos y actuamos a cada momento. Los contenidos de nuestro comportamiento en ningún momento son los mismos. Por eso ciertamente podemos seguir siendo como somos, pero nunca seremos los mismos. Los grados de importancia, los grados de valor de nuestra forma de sentir, percibir, pensar, hablar y actuar de cada momento, son decisivos. Ellos determinan nuestro consciente y el subconsciente, lo que hemos grabado en nuestras células cerebrales, en todos los elementos del cuerpo físico, incluidos los puntos de acupuntura y los de la piel.
En todo el radio de acción, igual a circuito regulador de nuestras grabaciones en ambos cosmos, en el alma, en los elementos del cuerpo físico y en la piel, la red nerviosa tiene una tarea decisiva. Es la red de señalización, igual a red de reacción para nuestros sentimientos, sensaciones, pensamientos, palabras y actos. De forma correspondiente a estos procesos de reacción reaccionan los nervios, que transmiten entonces estas energías a los puntos de acupuntura. De acuerdo a su número de vibraciones, éstos a su vez tienen entonces efecto en la red de la piel. El número de vibración de todo lo que cada persona ha introducido en su alma, de todas las cargas, es también la vibración, la irradiación de su cuerpo, su aura.
Las introducciones personales de una persona tienen por su parte efecto en sus aspectos personales, en sus aspectos individuales. Con sus aspectos individuales, es decir, con sus procesos de programas personales, que marcan la estructura de su personalidad, puede actuar e influir sobre aquellas personas que están en el mismo colectivo pecaminoso. Cuando la irradiación de un colectivo de planetas semejante, que podemos llamar irradiación de constelaciones, se dirige a la Tierra, las grabaciones activas que actúan en el colectivo de planetas ejercen influencia sobre aquellas personas cuyas causas allí grabadas están activas. De forma invisible, pero medidas y pesadas con precisión para cada causante, éstas irradian en su alma y desde su alma, a través de los nervios, a órganos especialmente cargados y a través de los puntos de acupuntura a la red de la piel.
Si debido a la irradiación de las constelaciones planetarias un órgano se ve abastecido de forma precaria, a través del cerebro envía señales hacia uno o varios órganos sensoriales, que constituyen la percepción externa del entorno, y la percepción para el cuerpo. De pronto la persona siente la necesidad de tomar un alimento determinado. Muestra preferencia por un alimento que contiene precisamente los oligoelementos, las vitaminas u otras sustancias portadoras, que son las que necesita el órgano que sufre de un estado carencial. O bien al mundo de deseos de esa persona fluyen impulsos por tener paz o por dar un paseo por el bosque. El circuito puede señalizar necesidad de reposo, o la sangre señaliza la necesidad de oxígeno. Todo esto y mucho más pueden ser impulsos que provienen del cuerpo.
Todos los componentes del cuerpo que sufren un abastecimiento deficitario emiten por tanto las señales más variadas hacia el consciente de la persona, a las células cerebrales, donde están grabados los pros y los contras de lo anímico, de lo físico y de lo cósmico. También las agrupaciones celulares del cuerpo físico, que están resentidas, emiten señales a través del cerebro y de los nervios a los puntos de acupuntura de la piel.
De pronto en diferentes partes del cuerpo, la persona siente un picor intenso, o surgen enrojecimientos, inflamaciones o impurezas en la piel, una erupción cutánea, una verruga o un lunar activo que está transformándose, u otras cosas por el estilo.
Las introducciones activas que irradian desde las constelaciones planetarias, pueden también ser impulsos que desencadenan reacciones que despiertan en nosotros sentimientos, sensaciones y pensamientos que nos quieren advertir que en nosotros hay algo que “no concuerda”. Si estamos atentos y alertas y no ignoramos estas indicaciones, podremos reconocer que para nosotros se está iniciando un efecto, pues tanto en el ámbito anímico como en el físico, determinados procesos nos están hablando. Ellos son los que advierten, los que nos señalan y muestran la carga, antes de que el cuerpo se vea afectado por lo que hemos introducido de negativo en él, que entonces conduce a una enfermedad determinada. Si la persona reacciona a estas señales de alarma purificando las causas subyacentes, esta irradiación cósmica puede disminuir, por lo que en determinadas circunstancias puede evitarse una enfermedad o un golpe del destino.

EDITORIAL GABRIELE
ISBN: 978-3-89201-909-1
Ref.: B328es
Español
E-book
Precio: 8,99 €

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